Nos matan porque quieren, nos matan porque pueden, nos matan porque tienen la complicidad del estado, la justicia y el sistema patriarcal que los avala. Nos matan porque es fácil.
Nos matan cada 20 horas, se ríen de nosotras, se florean con nuestros argumentos mientras nada cambia, no cambia nada, ni hoy, ni ayer, ni cuando empezaron a hacerse eco del “NI UNA MENOS”, ni mañana cuando el nombre de Úrsula ya no nos suene a nada, como el de todas sus predecesoras.
Comisaria de la mujer, 144, bancos rojos y farmacias, una red de utilería para que nos sentamos seguras, una red manejada por políticas de genero sin género, por paracaidistas de nuevos ministerios que aplaudimos creyendo que nos van a traer igualdad, paz y seguridad y lo único que nos traen es la angustia de ver cómo nos siguen matando sin que nadie haga nada, avalan cada femicidio con la indiferencia y los medios titulan sin coherencia alguna – “La mató el novio por celos”.
Parece que no la mató porque es un asesino… la mató porque seguramente ella le dio algún motivo.
Pedían que denunciáramos y se denunció, 16 veces se denunció, y nadie hizo nada, o si, fueron cómplices, participes necesarios de esta nueva muerte, ¿hasta cuándo vamos a seguir sin condenar a nadie?
Nos matan porque quieren amedrentarnos, cansarnos, dejarnos sin fuerzas y tengo que admitirles que cada vez que matan a una, nos matan un poquito a todas, nos muestran la cara más cruel de una realidad que vivimos desde siempre, pero que pudimos darle nombre hace poco, una lucha que desde que se hizo lucha nos demostró que juntas podemos, pero que ellos también pueden seguir haciéndolo y lo hacen con más placer, con más alevosía, total no existe botón anti pánico que los pare, las perimetrales las violan como lo hacen con nosotras, una y otra vez sin castigo alguno.
Recuerdo el pedido del registro de violadores.
Quiero uno de quienes toman la denuncia y de quienes las desestiman.
Quiero expresar mi bronca a un nombre concreto, porque no hay un solo asesino, hay una red articulada para que esto no deje de suceder nunca y nunca haya un castigo.
Nos matan porque todos se lo permitimos.
