El Municipio de Pilar y el Organismo Provincial de Desarrollo Sustentable (OPDS) clausuraron la discutida instalación de la termoeléctrica Araucaria ubicada en la localidad de Villa Rosa, habilitada hace un par de años y que siempre estuvo en discusión por sus posibles daños ambientales.
En esta ocasión, tras varios reclamos vecinales agrupados en diferentes organizaciones no gubernamentales, de las que participan también vecinos de Escobar, la administración de Federico De Achaval convocó a la OPDS para realizar diferentes estudios de ruidos molestos y otras dificultades para los vecinos próximos y no tanto. Hay informes que detectan que en las últimas mediciones hubo repercusiones a dos kilómetros de la sede de la termoeléctrica.
Según informaron oficialmente, “las inspecciones se vienen realizando de forma continua y conjunta a partir de las denuncias de vecinos por los ruidos molestos emitidos por las centrales térmicas. Desde principio de año se viene trabajando en operativos en los que participaron además del municipio, la autoridad del agua de la Provincia (ADA) y la OPDS a los que se incorporan los vecinos que permitieron el ingreso a sus hogares para medir el impacto acústico de las industrias. Las mediciones se realizaron con el mayor rigor técnico y de acuerdo con las normativas vigentes.
Cabe recordar que las centrales termoeléctricas que funcionan en el límite entre Pilar y Escobar en la localidad de Villa Rosa han generado una fuerte oposición por parte de los vecinos desde el momento mismo en que fueron proyectadas.
La otra termoeléctrica está ubicada en Luján, y también, cuando se instaló casi en el mismo período, sufrió clausuras y reclamos de ambientalistas y dirigentes políticos. Tanto De Achaval, en Pilar, como Leonardo Boto, en Luján, fundamentaron parte de sus campañas en contra de las plantas. Hasta 2019 ambos municipios eran manejados por intendentes de Juntos por el Cambio y esa inercia se proyecta hasta hoy. En aquel momento también se sumó la presión directa del jefe comunal de Escobar, el peronista Ariel Sujarchuk.
El debate fue por demás tortuoso y fervoroso. Uno de los aspectos más discutidos era la zona en la que fue habilitada, ahora residencial, pero que también, en el pasado, estaba radicada una antigua planta de menor envergadura.
Desde entonces los vecinos vienen reclamando y pidiendo al gobierno provincial y municipal una respuesta para que cesen los ruidos molestos y se trasladen las plantas a áreas industriales correspondientes a la categoría de las centrales termoeléctricas. Finalmente, parece ser que se dio un primer paso contundente en favor de los vecinos.