Los intendentes de General San Martín, Fernando Moreira, y de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, volvieron a compartir una nueva foto utilizando la reconstrucción de la avenida Triunvirato como excusa.
Del encuentro, realizado justo en la esquina de Avenida Márquez o Juan Manuel de Rozas, según el lado donde uno se pare, aunque se conoce como Ruta 4, y Triunvirato, los intendentes recibieron a los funcionarios de Obras Públicas Martín Gil y Edgardo Depetris.
Gil, intendente en uso de licencia de Villa María, Córdoba y actual secretario de Obras Públicas es uno de los que trabajaba para el nonato “albertismo” mientras que Depetris, último candidato a intendente de Lanús, es una de las referencias en su localidad del Instituto Patria y hoy ocupa la Subsecretaría de Ejecución del ministerio que conduce Gabriel Katopodis.
La foto de “sólo los cuatro” es un dato que no pasa inadvertido para la política doméstica, aunque en cada lado de la divisoria avenida Triunvirato pega distinto. Mientras que en General San Martín marca cómo el intendente en uso de licencia cuida su localidad, en Tres de Febrero impide que el peronismo local se “monte en una obra del gobierno nacional” porque no hubo ningún dirigente del Frente de Todos en esta ocasión.
Y más allá del deseo y solicitud de Valenzuela por “no politizar una obra de gestión”, pesó mucho más la decisión del ministro para que la foto sea sólo la que se mostró, sin ningún agregado.
Esto limita, también, la idea de que manejaba con toda lógica el Frente de Todos de Tres de Febrero de hacer campaña con la cantidad de fondos que el gobierno nacional destina en el territorio.
El peronismo local estuvo a punto de arrebatarle el municipio a Juntos por el Cambio hace dos años, cuando el resultado de las PASO mostró una buena diferencia de votos que luego dio vuelta el intendente en la elección general de octubre.
Si bien la campaña había sido tortuosa y con muchos matices, el resultado de las primarias había ayudado a ordenar quien conducía ese proceso. Juan Debandi había ganado holgadamente y su candidatura no dejó dudas. Lo que sí le faltó fue acomodar las piezas que habían quedado sueltas en el tablero del peronismo local.
Esas tensiones fueron las que le impidieron consolidar la totalidad del voto que obtuvieron Alberto Fernández y Axel Kicilof en el territorio y por el que se filtró Valenzuela con su campaña de corte de boleta para ganar por cuatro puntos de diferencia.
Con la derrota, como siempre sucede, todo explotó por el aire. Rápido de reflejos, Horacio Alonso, con su cargo en la obra social OSDEPYN, empezó a hablar con sus viejos amigos, todos anti camporistas, o sin juego en el esquema Debandi – bloque Concejo Deliberante y armó la Mesa Peronista de Tres de Febrero para disputarle el poder.
Esa “mesa”, integrada por muchos potenciales candidatos, ya tuvo una fractura por la decisión de Eduardo Márquez de no seguir participando. Márquez es, en definitiva, Katopodis en Tres de Febrero.
Sin darse cuenta que “todos se necesitan”, los que ganaron las pasadas internas y casi llegan al municipio piden que se los respete como conducción y no entienden por qué les siguen discutiendo cada postura que ellos adoptan mientras que los que no comparten sus ideas piensan que “ellos nos necesitan más, sino van a terminar igual o peor que en 2019”. Mientras esto sucede, el peronismo de Tres de Febrero quedó lejísimo de los cargos que sí ostentaba cuando Hugo Curto era intendente, con cargos en las listas nacionales o provinciales y fuerte incidencia en el peronismo bonaerense. En la última lista de “Unidad” que exigió Máximo Kirchner, no hay ningún vecino de Tres de Febrero a la vista.
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