VALENZUELA Y EL RIESGO DE LA ANTIGRIETA

El intendente de 3 de Febrero, Diego Valenzuela, fue el primero en proponerse como el nuevo intendente anti grieta con el cambio de gobierno. En palabras más brutales, sería el que dio el primer paso para combinar una presencia dentro de Juntos por el Cambio y el Frente Todos.

Quien lo intentó en su momento cuando María Eugenia Vidal era la dirigente más ponderada, reconocida y con mayor caudal electoral fue Ariel Sujarchuk, de Escobar, quien rápidamente, ante los dislates económicos y políticos de Mauricio Macri, archivó ese proyecto.

El inconveniente que puede tener Valenzuela ante su intento es qué, a diferencia del peronismo que perdona los saltos políticos siempre y cuando se haya iniciado dentro del movimiento creado por Juan Domingo Perón, al resto de los dirigentes se los castiga sin piedad.

La familia Posse, primero con Melchor y luego con Gustavo, no pudieron jamás salir de San Isidro cuando abandonaron el radicalismo. Sin embargo, no les fue tan mal como a Enrique García y Ricardo Ivoskus, quienes debieron abandonar Vicente López y General San Martín por sus peripecias políticas.

Mientras que García se desdibujó en su apego al kirchnerismo y terminó sucumbiendo contra Jorge Macri, a los Ivoskus todo se le transfiguró su poder político al pasar del vecinalismo a un peronismo que no le creía demasiado. Daniel, el sucesor, perdió cuando el peronismo verdadero se juntó. Y esto pasó porque un elemento externo, Ivoskus, quiso meterse. Los que siempre estaban separados se unieron y le ganaron.

Esto debe servirle a Valenzuela como antecedente si es que pretende dar el paso al peronismo. Este puede elegirlo como aliado, pero jamás como propio. Quizás el intendente tenga otra idea, que aún no exteriorizó, y todos debamos contemplar que su concatenación de fotos con Alberto Fernández sólo sea producto de la necesidad que él cree que existe en la sociedad de acercar a las partes.

Lo que sucede es que los votos que le dieron el poder a Valenzuela suelen ser mucho más volátiles que los que concentra el frente Todos. Los radicales y no peronistas que conforman el espíritu electoral de Juntos por el Cambio son más racionales que emocionales, más analíticos que pragmáticos y mucho más intuitivos que pasionales.

A estos no suelen caer bien las transiciones políticas. Por este motivo el oficialismo de Tres de Febrero, que ya atravesó por fortísimas discusiones internas debajo de la figura de Valenzuela, deberá hacer públicas las opiniones que todos dejan entrever en privado.

Y el intendente debe analizar seriamente por qué a él sí le saldría bien un intento que en todos lados fracasó. Inclusive abortó un proyecto progresista como el que Martín Sabbatella insinuó en Morón en los inicios de la Alianza. Su acercamiento al ultrakirchnerismo lo hizo perder hace cuatro años, y sólo pudo volver porque todo ese espacio volvió junto con otros sectores.

Todo está abierto en 3 de Febrero, aunque si todo sigue en el marco de la normalidad, lo único que provocará el jefe comunal es, con inteligencia, llenar de interrogantes y acrecentar las disputas que subsisten en la oposición.

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