El peronismo y los peronistas tienen incorporados algunos pensamientos y conceptos que no son comunes en otras fuerzas políticas, como “para un compañero no hay mejor que otro compañero”.
Esta es una de las veinte verdades peronistas, que el propio Juan Domingo Perón modificó en la década del ’70, cuando volvió al poder, por el también famoso “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Pero en la piedra, en las veinte verdades originales, estaba la anterior.
Por eso no puede llamar la atención que todavía muchos, los más viejos, no entiendan que está mal pedir una vacuna o proponer vacunarlos sólo porque se tenía el acceso al poder.
Lo extraño es que ellos mismos, los viejos, los que quizás no quedaron atrapados en las nuevas olas y denuncias de corrupción, no se hayan dado cuenta que se estaban “colando” al colocarse una vacuna que todavía no llegó para el resto de la población. Ni tampoco se sabe cuándo llegará.
No lo ven como “una avivada”, sino como un acto de lógico código peronista luego de tanta historia. Lorenzo Pepe, Hugo Curto y otros pueden dar fé de los favores que han hecho. Era el momento de ser recompensados.
En el medio del vacunatorio vip que funcionaba en el hospital Posadas estaba el hoy gravemente enfermo por COVID Alejandro Collia, secretario de Institutos Sanitarios de la Nación. El único hospital que manejaba era justo ese, ubicado en Haedo.
Eduardo Duhalde, su esposa, Aldrey Iglesias, su familia, pueden entrar en esa misma cadena de favores que tenía Ginés González García.
Diferente el caso de Jorge Taiana y Eduardo Valdez, bajados del avión que los iba a llevar a México por el escándalo de la noticia. Ellos habían recibido la alerta para vacunarse de la cancillería y del embajador en aquel país, Carlos Tomada. “Todos sabían de esto”, se le escuchó decir al autor intelectual de la denuncia “puf puf” que casi mete preso al periodista Daniel Santoro y al fiscal Carlos Stornelli.
Para los más jóvenes, la renuncia del ministro de Salud terminó siendo el fin de una crisis prevista y a plazo fijo. Para los otros, más adultos, peronistas, fue el quiebre de esa verdad incluida dentro de otras veinte que dieron origen al peronismo.
“Pobre Ginés, no se merecía este final. Todos sabían que ese vacunatorio funcionaba. Y porque lo dijo Vertbisky (Horacio), lo volaron por los aires… Mirá que desorientados que estamos que a la Victoria Donda la defendieron y la dejaron a pesar del escándalo con su mucama y a un compañero, con historia y prestigio, lo tiramos por la ventana”, dijo un funcionario con funciones en el Partido Justicialista nacional.
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