El municipio de Tigre se transformó, desde hace un par de años, en el escenario político donde el Frente de Todos disputa una de las internas más atrapantes de estos tiempos.
El divorcio político entre Sergio Massa y Julio Zamora hace que cada día se conozcan decisiones que, a priori, parecían parte de esta dinámica donde uno propone y el otro dispone de manera ininterrumpida y en escalada.
No cobran como concejal…
En marzo, cuando las actividades oficiales del Concejo Deliberante comenzaron, las señales fueron inequívocas y, al terminar la primera sesión ordinaria, media docena de concejales del Frente Renovador anunciaron que renunciaban a cobrar sus dietas como concejal como un gesto de desprendimiento único en la política doméstica.
Si bien en algunos discursos aclararon que era porque iban a ocupar cargos públicos en otras dependencias del estado nacional, ninguno dijo adónde iba y cuánto iban a ganar. Ni en público ni en posteriores declaraciones periodísticas.
Así, el Concejo Deliberante de Tigre se transformó de pronto en un “granero de funcionarios” de AYSA, el Ministerio de Transporte y Desarrollo Social, áreas conducidas directamente por Massa o por sus aliados a través de Malena Galmarini, Mario Meoni y Daniel Arroyo, respetivamente. Y también se ubicó en el HCD con más personas cumpliendo doble función: concejales y directores o secretarios nacionales.
Sin embargo, dicho “desprendimiento a hacerle pagar el costo a los contribuyentes” hecho público ese día de “renunciamiento” a la mayoría le significó un salto cualitativo de ingresos. Dado los cargos y rangos, casi todos, por lo menos, duplicaron o triplicaron su ingreso mensual. Mariani, por ejemplo, como directora de Aysa, percibe más de tres veces lo que recibiría como concejal. Con otros valores, y manteniendo una relación parecida están Micaela Ferraro y Fernando Mantelli, en Desarrollo Social, Javier Forlenza, en el Enacom, y Rodrigo Alvarez, vicepresidente de Trenes.
Por goteo, la sangría de funcionarios es permanente y debilita el trabajo de Zamora. A la renuncia tras el escándalo del Paddle del secretario de Hacienda, Fernando Lauría, se alejaron los funcionarios relacionados con el concejal en uso de licencia Luis Samyn Ducó, y la subsecretaria de Control Urbano, Lorena Aguirregomezcorta.
En su momento ya se habían ido la histórica directora de Recursos Humanos, Florencia Coiman, hoy en Infraestructura Ferroviaria y Julio Roca, que también se fue desde la Dirección de Compras hacia Trenes Argentinos.
Cada una juega fuerte con su lógica. Fiel a su estilo, Massa parece mucho más a gusto e impone siempre sus condiciones y no se fija en los costos que tenga que pagar para conseguir su objetivo, en este caso, reacomodamiento permanente de la estructura del intendente, ya complicado inclusive en la composición del Concejo Deliberante luego de la licencia de Ducó.
Zamora no se queda atrás. Logró que el gobernador Axel Kicilof lo tenga en cuenta más que a otros y la dupla presidencial no dudó en recibirlo en privado. Tanto Cristina Fernández de Kirchner como Alberto Fernández se interiorizaron por su situación y no dudaron en respaldarlo con una foto de ocasión. Un legislador que no sólo tiene un grupo de watsapp con Máximo Kirchner y Massa sino que también los trata diariamente por su presencia territorial en las zonas más necesitadas de la región, reconoció que “a veces el trabajo no es fácil, pero se puede mantener el equilibrio. No creo que llegue un momento en el que nos obliguen a decidir si seguimos trabajando con uno o con el otro”.
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