En su afán de contener a todo el mundo, Horacio Rodríguez Larreta, quien en la semana se había mostrado con importantes referentes en un acto del desarrollismo, almorzó en su oficina de la calle Uspallata con Jorge Macri, Néstor Grindetti y María Eugenia Vidal.
En tanto, para que nadie se enoje, parece, Cristian Ritondo, quien pretende ser candidato a gobernador con el apoyo de Vidal, se juntó con Emilio Monzó, un viejo enemigo de la ex gobernadora con la que ya se había visto para bajar la tensión.
Esta juntada también tiene como titiritero al jefe de gobierno, quien pretende mantener unido a todo el espacio y para ello también cuenta con los nuevos “enemigos” de Mauricio Macri, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio.
La decisión más importante, además de la unidad de antiguos rivales políticos, que inclusive tuvieron diferencias vitales en medio de la estrategia de la campaña del año pasado, es que los legisladores provinciales del monzonismo vuelvan a participar del bloque de Juntos por el Cambio del cual se habían ido junto con el possismo a principio de años.
Monzó y Gustavo Posse habían reconfigurado el espacio opositor con su toma de distancia. Se especulaba que iban a mantener una postura pendular ante el oficialismo y la oposición. La realidad, negativa en casi todos los aspectos de la gestión provincial, les limitó esa idea originaria.
En tanto, el Grupo Dorrego, que componen Jorge Macri, Diego Valenzuela, Julio Garro y Néstor Grindetti, entre otros, todos del conurbano, aparecen ahora como los representantes de un sector de poder indispensable para cualquier construcción futura. Así quedó en claro con la reunión entre Diego Santilli y el intendente de Vicente López hace diez días.
En su acercamiento a los territoriales, es muy factible que Monzó también se reúna la semana próxima con uno del grupo Dorrego que trabajó con él cuando era ministro de Gobierno de la Ciudad.
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