A diferencia de lo que sucedió con Sergio Massa hace cuatro años, o lo que provocó la llegada de Mauricio Macri al máximo poder de la Nación, la figura de Roberto Lavagna concita por su antecedente en el poder y, fundamentalmente, por haber quedado en el inconsciente colectivo como el hombre que transformó la crisis en uno de los períodos más prósperos de nuestro país.

Sin hacer análisis de valor más profundo sobre aquella época y los alcances de su responsabilidad en el manejo de todo aquello, las críticas que le realizan desde lo más alto del poder también ayudan para agrandar su imagen.


Que anda en soquetes, que fue puso las retenciones, que es ególatra, son algunas consideraciones escuchadas como “críticas”. Pero la realidad indica que no sólo puso en crisis al oficialismo, que ya ruega para que CFK como único recurso para tener una posibilidad de reelección.


Massa, que lo defiende de esos ataques, también tuvo que reestructurar su propia campaña. Y Miguel Angel Pichetto ahora sueña con acompañar al ex ministro como candidato a vice.


La pregunta del millón que nadie se anima a contestar es si Lavagna aceptará a participar de una PASO contra los arriba nombrados más Juan Manuel Urtubey. O, si como siempre cantaron los referentes del peronismo, éstos se animan a unificar criterio en favor de un precandidato que, a priori, hasta podría dejar afuera de un ballotage al oficialismo.


Días atrás, María Eugenia Vidal, en un discurso a los candidatos de las localidades donde el peronismo es oficialismo, ratificó el rumbo tomado y encontró otra frase de campaña: “nosotros hacemos y terminamos las obras… No queremos más volver al otro día de la tormenta con el colchón en la mano y a la vez aparecer como salvadores”.


Vidal es de las que opina que a la alianza gobernante le haría muy mal mantener su status quo a la hora de tomar decisiones relevantes. Muchos imaginan a un Marcos Peña intocable en caso de triunfar que haría miles de malabares para cerrar aún más el gobierno de Mauricio Macri, lo que impediría un reemplazo sin conflictos intenso para 2023.


Lo mismo piensan el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien públicamente reclamó de nuevo, pero ahora para el hipotético próximo mandato, que Cambiemos tendría que ampliar su base de sustentación. Lo mismo que viene pidiendo Emilio Monzó, aunque éste ya esté más afuera que adentro de los ámbitos de poder.


Hablando de Monzó, se lo vió dialogando animadamente con su ex jefe en el gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. En conclusión. Larreta, Vidal, Monzó, Frigerio y la mayoría de los radicales piensan lo mismo. Macri, Marcos y Lilita, no.
Mientras esto se discute, Lavagna se junta con todos pero no quieren que lo contaminen. 
Ahhh. La otra duda que algunos tienen es que al igual que el senador Carlos Reutemann, termine viendo algo que no le gustó.

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