Cuatro intendentes se juntaron para marcar con un crayón el límite de la General Paz.
Los intendentes de Juntos por el Cambio de la Provincia de Buenos Aires Jorge Macri, Diego Valenzuela, Néstor Grindetti y Julio Garro se juntaron hoy y definieron que las decisiones políticas que adoptará ese espacio se hará con el armado y los conceptos que surjan de los dirigentes bonaerense, sin intromisión de los funcionarios o jefes territoriales de otros lugares.
La reunión vino después que la ex gobernadora María Eugenia Vidal haya dicho que aún no tenía definido en qué distrito hará su nuevo recorrido político y en un momento de alta tensión entre los aliados de ese espacio político, fundamentalmente con Diego Santilli, quien sin posibilidad de ser jefe de gobierno porteño ahora pretende trabajar en la Provincia.
“Una cosa que hable, nos exprese su intención y otra muy distinta que venga como si todos tuviéramos que aceptar lo que se definió del otro lado de la General Paz”, expresó uno de los intendentes.
“La verdad que nos duele ser el conejito de indias de los experimentos de otros lugares”, dijo otro de los participantes. Si bien fue exitosa, la de Esteban Bullrich es una experiencia que no quieren repetir. “No vive ni camina nunca la Provincia”, dijo otro de los estuvieron en la juntada en los que también le habrán zumbado los oídos a Emilio Monzó, vecino porteño desde hace más de seis años, y a la propia Vidal, mudada a Palermo desde este 2020.
Si bien puede considerarse menor un encuentro entre cuatro de casi sesenta intendentes de Juntos por el Cambio en la Provincia, no hay que equivocarse con eso. Macri, Valenzuela, Grindetti y Garro son los que gobiernan los municipios del conurbano de PRO. A ellos hay que sumarles a los intendentes de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, y de Bahía Blanca, Héctor Gay. El que podría haber ido, pero no lo hizo porque está debatiéndose sobre su futuro es Gustavo Posse, de San Isidro.
Posse, junto con Monzó, Joaquín De la Torre y otros sectores radicales están debatiendo armar un esquema similar al que utilizó Florencio Randazzo en 2017, cuando no aceptó formar parte de la alianza opositora que llevó como candidata, derrotada, a Cristina Fernández de Kirchner.
Estos nuevos “mosqueteros” especulan con un repunte del gobierno de Alberto Fernández, y aliarse en el futuro. Hoy deshilachado por la pandemia y la decadencia económica y el protagonismo de su vice en la agenda pública, podrían volver a decir que son de la actual oposición si eso no sucede. La interna radical definirá si esa volatilidad se mantendrá en escena.
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