La vicepresidente, que vive en Recoleta, al igual que el presidente, que vive en Puerto Madero, se quejan de la opulencia porteña. Quizás se muden a Merlo, Moreno o La Matanza.
La vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, consiguió que a la Ciudad de Buenos Aires la desfinanciaran al haberle quitado un punto de coparticipación para pasarlo directamente a la Provincia de Buenos Aires.
El anuncio lo hizo el presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien trasladará directo ese dinero fresco a Axel Kicilof para no sólo cubrir los reclamos de la Policía sino para también soportar los otros que vendrán de los otros sectores como Médicos, Justicia y administración pública.
La situación había escalado con la movilización dispuesta por los policías frente a la Quinta Presidencial de Olivos que provocó el rechazo público de todo el arco político por el simbolismo que eso representaba.
Ninguno de los intendentes, ni oficialistas ni opositores, sabían del anuncio que iba a realizar el presidente. Nadie, salvo Sergio Massa y Mäximo Kirchner y el gobernador Axel Kicilof, que fue el beneficiado de una decisión adoptada por su jefa. “Fue una señal de mierda”, dijo uno de los intendentes oficialistas.
Los $35.000 millones anuales serán aplicados no solo para los reclamos policiales. Pero la fuerza que la misma representó le sirvió a la vicepresidente para presionar por su gobernador preferido y que el presidente terminara de dinamitar la relación con Horacio Rodríguez Larreta.
Lo llamativo es que a Santa Cruz, que comparativamente recibe mucho más que la Ciudad de Buenos Aires si se tomara la misma proporcionalidad descripta hoy a la tarde por Fernández, no se le quitó un peso.
Los policías siguen reclamando no sólo por los salarios sino por la obra social, que mientras en la Ciudad o en el gabinete bonaerense se recibe por una de las más poderosas obras sociales del país, los miembros de la bonaerense sólo pueden atenderse por IOMA.
También por el equipamiento los seguros, las balas y otras cuestiones que hacen a la cotidianeidad del trabajo. Las horas cores, virtuales horas extras por trabajos fuera de horario, es de $40 pesos.
En medio de este proceso lo que quedó claro es que los intendentes tuvieron que ir hasta Olivos para compartir un anuncio en el que el gobernador sólo fue un espectador. Nadie salió a apoyarlo durante más de 48 horas, ni siquiera los máximos referentes de su propio espacio.
La indignación de los jefes comunales también radicaba en la forma en que manejaba las relaciones con ellos el ministro de Seguridad, Sergio Berni, que no estuvo por Olivos.
Si bien el planteo por mayores fondos fue una bandera de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, que llegó a tener el acuerdo de la Corte Suprema de Justicia y luego declinó por pedido y acuerdo con los demás gobernadores que fue canjeado por un monto fijo anual, lo decidido hoy por el presidente le fue informado a los intendentes opositores cuando al lugar del anuncio.
En una situación incómoda, se sintieron engañados, “por ser educados”. La relación, de ahora en más, no será la misma.
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