Desde hace tiempo se nota que no fluye todo con la naturalidad que debería en Cambiemos de General San Martín.
La decisión superestructural de la candidatura a intendente del ministro de desarrollo social bonaerense, Santiago López Medrano, sin que nada posterior ocurra hace que todos en el espacio entren en un mar de dudas y trabajen en busca de otras variantes que los posicione de cara a una futura negociación.
La relación en el Concejo Deliberante, donde hay un bloque único, demuestra las dificultades que tienen en la cotidianeidad, donde los esfuerzos personales y políticos suelen ser mayúsculos para mantener la paz interna.
Las actividades partidarias también muestran estas distancias, solo salvadas con formalidades. Sin espacios comunes para todas las actividades organizadas, la sede de Salguero, que tiene la gigantografia de Ramiro Alonso López y la histórica sede de La Rotonda de la familia Ivoskus se distribuyen las presencias de algún invitado especial.
Sin embargo, los más importantes protagonistas de cada sector interno de Cambiemos evita visitar cada sede. Las excusas sobran. El único que a veces atina a estar en uno de los dos ámbitos es Daniel Mollo, el concejal relator que quiere ser candidato a intendente si López Medrano no sube en las encuestas o a alguno de los dos Ivoskus, Daniel o Ricardo, les es vedada una nueva oportunidad.
No se ha conocido ningún documento público en común a pesar de las múltiples crisis o acusaciones recibidas por sus integrantes. Cambiemos es hoy, en San Martín, un continente con múltiples archipiélagos inconexos entre sí.
Ricardo Ivoskus ha sido acusado por José López, junto con el ex intendente de Vicente López, Enrique García, de haber recibido plata para financiar la campaña de 2013, en la que participó como representante local del Frente Amplio Progresista. Nadie, ni los propios ni los extraños, emitió un solo sonido en solidaridad.
Lo mismo pasó con López Medrano. Acusado por el peronismo sin más fundamento que de ser funcionario provincial, nadie salió ni en su defensa ni en la de la gobernadora Vidal.
Así las cosas, con todos recelando, nada hace suponer que en el brindis de fin de año todos tengan los mismos deseos cuando levanten las copas.