Tres de Febrero se mueve al compás de las decisiones del intendente Diego Valenzuela y de las posiciones asumidas por el peronismo local que, en algunas ocasiones, provoca que sus peticiones sean contempladas por el actual oficialismo, como sucedió, al inicio de la pandemia.
Las nuevas diferencias las produjeron la aprobación del sistema de estacionamiento medido en la comuna y el deseo de Valenzuela de habilitar los colegios. Desde las centrales obreras docentes y todo el peronismo expresaron los más enfáticos reclamos y, por supuesto, rechazos. Como si ninguno de ellos tuviera hijos que quisieran despedir el último año de curso escolar con sus compañeros. Extraño.
Con poco, y algún zigzagueo dialoguista con el gobierno de Alberto Fernández, al intendente le basta y le sobra para marcar la agenda en medio de una irresuelta discusión interna que atraviesa el peronismo local, donde algunos sectores no se resignan a admitir que los tiempos han cambiado y que nuevas generaciones serán las encargadas de encarar un largo proceso iniciado tras la derrota de Hugo Curto en 2015.
Los problemas que había en aquel momento, donde todos los sectores estaban atravesados por fortísimas diferencias y prejuicios sólo amortiguados por la conducción del entonces intendente, se mantienen a flote a pesar de los intentos de unidad proclamados y la lapidaria interna del año pasado ganada por Juan Debandi.
Para romper con estos prejuicios el propio candidato inició hace algunas semanas el camino del encuentro y logró juntar en un zoom a sus dos rivales internos de hace un año Gustavo Torres y Octavio Argüello. Del encuentro también participó el concejal Alejandro Collia.
Sin embargo, la unidad no parece cercana. Los antiguos generales que estaban en el círculo más cercano de Curto, y aquellos que nunca fueron tan cercanos, tienen un prejuicio no resuelto para “los pibes”, que ya no lo son tanto.
En esta rama, que se expresa por la Mesa de Agrupaciones Peronistas de Tres de Febrero, hay protagonistas actuales y pasados que también fueron parte de las listas opositoras y que hoy no se sienten identificados con sus precandidatos a intendentes que han empezado a dialogar con Debandi. A ellos los asusta la radicalización de algunas posturas vinculadas con la Cámpora y el Movimiento Evita que “no nos acercan a la sociedad que llevó al peronismo a la Presidencia”.
Los acusan de sectarios, fundamentalmente por su procedencia ultra K, aunque omiten tomar nota de todo su recorrido. Porque no solo el candidato, sino el jefe de bloque de concejales, Máximo Rodríguez, Collia, y otros fueron parte de toda la reciente historia peronista local.
Horacio Alonso, Agustín Ciorciari, Victor Olmedo, y Héctor Chávez son históricos dirigentes con muchísimas relaciones. De todos ellos, el único que nunca se peleó con Curto fue Chávez. A ellos se les suman otros dirigentes surgidos de sucesivos deprendimientos como Cristian Tiedermann o Roberto Orellana.
En silencio, aunque tomando nota de lo que dice este sector, Eduardo Márquez, amigo de Gabriel Katopodis y actual funcionario nacional, sigue también observando pero no siente que sea el momento de entrar en cualquier debate.
Curto fue la imagen utilizada para galvanizarse por parte de Valenzuela, y presume que sigue sirviéndole para futuras batallas. La oposición, en tanto, no puede decir que no lo conoce, pero no todos se relacionaron de la misma manera ni tuvieron tanta relevancia en su gestión. El propio Debandi, que sigue considerandoló, tuvo que hacer buena parte de su carrera fuera de la localidad y acompañando a sus amigos de la primera sección electoral.
Como Alberto Fernández, al propio intendente ya no le servirá compararse con el pasado. Por eso la construcción de una nueva agenda.
En tanto el peronismo deberá resolver no solo los viejos recelos del pasado, que van desde los cargos seccionales a los locales, y si eso sigue pesando más que el futuro. Todo eso mientras se fija bien de qué manera gestiona las ideas más radicalizadas que influyen en ese espacio, donde todo lo que hacen los otros está mal, aunque ellos terminen siendo propios.